La transparencia en la Industria Alimentaria
- ARA Group
- 20 ene 2020
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Hablando de la Responsabilidad Social Corporativa, el sector alimenticio es al que más se le exige, especialmente en los últimos años, con las exigencias de salud que se van imponiendo (aceite de palma, bajo en calorías...). Actualmente, el hecho de saber qué estamos comiendo, de donde proviene, si es bueno para nuestro organismo (o no).
Es así como una de las tareas más complicadas de las empresas de alimentación es la comunicación y trasladar a los consumidores en qué están trabajando y con qué agentes del sector, y cómo están logrando satisfacer las nuevas necesidades del público.
Todo esto se traduce en la transparencia de las compañías, pero no son demasiadas las que dedican sus recursos a este plan.
Más bien, la industria de la alimentación es criticada por su opacidad, hay compañías, aunque son minoría, las que verdaderamente ponen esfuerzo en ser claros en cuanto a sus colaboraciones y sus aportaciones.
Es el caso de la comida precocinada o los procesados, los cuales últimamente son los más vendidos y quienes más acaparan las estanterías de los supermercados, y sus consecuentes procesos e ingredientes adicionales los que hacen plantearse la calidad nutricional de la comida que compramos. Es por ello que la etiqueta del producto es uno de los instrumentos que hace que una empresa sea más o menos transparente.
Con el fin de que el consumidor comprenda mejor qué está comiendo, de qué está hecho, etc, el Reglamento 1169/2011 del Parlamento europeo y del Consejo, del 25 de octubre de 2011, sobre la información alimentaria facilitada al consumidor hay dos campos relevantes en cuanto a la transparencia en las empresas de alimentación: el de los productos alimenticios que lo componen y la información nutricional.
Todo ello para que el contenido de las etiquetas sea más legible y la información sea más clara y detallada.
Finalmente decir que los productos alimenticios deben indicar el país de procedencia, identificar los aceites y grasas vegetales con detalle de su origen específico y el valor energético, entre los ingredientes y las características del producto. Todo ello con el propósito de lograr una protección de la salud de los consumidores y garantizar el derecho de la información.
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